La semana pasada me pasó de todo.
Un bebé me vomitó encima.
Es un bebé adorable y me cae muy bien, pero lo sostuve
durante 30 segundos para sacarle algo que se llama “la ranita” sin saber que
tienes que protegerte con un trapito y que me vomita. No fue grave, pero yo
tenía puesta ropa de trabajo Y ADEMÁS tenía que regresar a la oficina…
Y dos días después me atacó una paloma.
No se imaginen a una paloma intentado sacarme un ojo, eso
sería menos triste. Digamos que me utilizó de baño. Me acababa de bajar del bus
camino a la oficina en la mañana, y en los 3 minutos que tardó en caminar sobre la banqueta:
Splash! Sobre mi saco! Sobre mi bolsa! A-S-Q-U-E-R-O-S-O
Tan inocentes que se ven...
No, repito no, está bien intentar convencer a al
gente que la mala suerte es buena suerte. Si una paloma te ataca, no es de
buena suerte!!
No se quién inventó algo tan absurdo, pero seguramente es la
misma persona que inició el rumor de que si llueve el día de tu boda es de
buena suerte. No lo es! Es algo trágico! Punto.
Afortunadamente en ambos casos fui salvada por las toallitas
húmedas con cloro y el desinfectante miniatura que siempre traigo en mi bolsa.
¿Ven como si sirven para algo? Ja!
Saludos,
Eve


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