Hace unos meses una amiga me dijo que deberíamos ir a tomarnos un tradicional Afternoon Tea para celebrar mi cumpleaños en Claridges, que se supone que es uno de los hoteles más tradicionales y elegantes de Londres.
Hablamos para hacer una reservación, pero resulta que el lugar es muy cotizado y tienes que hacer reservaciones con dos o tres meses de anticipación si quieres ir a tomar el té con ellos. Así que al final, en lugar de ir en septiembre para mi cumpleaños, terminamos haciendo una reservación para ir en diciembre para una celebración navideña.
Este es el lobby del hotel:
Y como es época Navideña tienen un árbol muy bonito diseñado por Dolce & Gabanna, pero la verdad está un poco raro porque algunas de las esferas son frutas tropicales (sandías, mangos). Fíjense bien en la foto y los van a alcanzar a ver:
Desde que llegas, toman tu abrigo y te dan tu ficha en su sobrecito muy elegante (¿el sobrecito será para que no tengas que tocar la ficha?) Luego te sientan en unas mesas muy decoradas y con tazas muy chiquitas.
La carta solo tienes tés, de todos tipos y sabores, que te sirven en unas jarras de porcelana de rayas verdes. Como en cualquier Afternoon Tea, te ofrecen un mini buffet con mini sandwiches y muchos pastelitos y postres para que comas y comas. Básicamente te dedicas a tomar té y comer postrecitos.
Todo te lo sirven en un carrito con charolas plateadas y en cada piso viene una cosa diferente. La verdad los sandwiches no están tan buenos. Están bien, pero nada espectacular. Hay de salmón, de pepino con queso crema (que no es Philadelphia y no sabe tan rico), huevo con crema (deaj!) y pavo con salsa de arándano.
También hay scones con mermelada y crema, que son lo más típico de cualquier Afternoon tea. Estaban buenos y además te los sirven calientitos, pero he probado scones más ricos. También has macarrones y pastel de chocolate y fruit cake.
El Afternoon tea dichoso fue caro... en realidad no creo que sea comparativamente más caroq ue otros lugares, pero cuando pagas precios altos, esperas que las cosas sean deliciosas y en este caso no lo fueron. Resulta que es como cuando comes en el último piso de un edificio famoso o un lugar emblemático, pagas más por el lugar que por algo verdaderamente bueno y eso me choca. Yo prefiero que me sirvan algo delicioso!
Eso sí, vimos a una modelo famosa y gente que debe ser muy VIP, pero yo no los conozco jajaja.
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