Una noche, la semana pasada, como a las 1.00 am nos
despertaron los ruidos de alguien que intentaba entrar al departamento de
enfrente. “Intentaba” es la palabra
clave porque esta persona no lograba abrir la puerta.
Era una güera borrachísima que tocaba y azotaba la puerta
para que el vecino le abriera, pero nada. Estuvo en el mini pasillo frente a la
casa como 3 horas gritando y haciendo ruido en plena madrugada sin que nadie
tuviera compasión de ella. Al principio, estaba acompañada por una amiga no-tan-borracha que estuvo hablando por teléfono para que le abrieran y hasta intentó
llevársela, pero la vieja estaba necia con que quería entrar.
Nosotros estábamos parados de pestañas porque no nos dejaba
dormir. Hasta salimos para preguntar que pasaba, pero estaba demasiado borracha
como para ser coherente. Por supuesto, especulamos todo tipo de historias: seguro
era la novia de nuestro vecino y se
habían peleado o era la ex-novia que venía a pedir una segunda oportunidad.
Por fin, como a las 4.00 am la güera ruidosa se fue, o por
lo menos se calló, y nos pudimos volver a dormir. A la mañana siguiente que
salí para ir a trabajar, ya no había nadie, pero me encontré una cartera tirada,
con dinero y tarjetas de crédito regadas por todos lados y un iPhone 5. Recogí
las cosas y las dejé una esquinita, suponiendo que eventualmente la dueña
saldría del departamento o regresaría a recogerlos. Pero nunca nadie tomó las
cosas. Ahí que quedaron toda la semana, justo donde yo las dejé. Rarísimo.
Al fin, el sábado me harté y decidí tomar las cosas, cargar
el celular que llevaba toda la semana tirado frente a nuestra puerta y hablar a
uno de los últimos número marcados desde ese celular. Fue una llamada muy rara,
porque cuando me contestaron pregunté que si tenían idea de quién era el celular
del que les estaba hablando y que si le podían decir a la dueña que se
comunicara conmigo. Al final la güera, ya sobria pero muy apenada, pasó el
domingo a recoger sus cosas y me explicó todo el misterio: ella vive en el
edificio de a lado pero estaba tan borracha que se confundió. Obviamente su
llave no servía y nadie le abría en ese departamento. En algún momento se fue a
dormir a otro lugar, pero no se acordaba dónde había dejado sus cosas.
¿Cómo logró abrir la puerta del edificio? Ni la menor idea y dudo que si quiera ella sepa.
Háganme favor….

Londres le hace eso a uno. Yo una vez entré borracho con un par de amigos a un depto dentro de mi residencia estudiantil y no me di cuenta que era el depto equivocado hasta que estaba metido en la cocina y vi una maceta que no debería estar ahí. Cómo entré con la llave equivocada? Ve tu a saber.
ReplyDeleteSeguramente todos los departamentos tenían la misma cerradura para "ahorrar"...
Deletewho took your profile picture? must be a great photographer ;)
ReplyDeletebuenos aires!
Jajaja it was THE best photographer!! Hope you are practicing your Spanish with the blog!
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