No se si fue castigo divino por quejarme de los
buses ingleses en mi último post o simplemente será que me urge una limpia,
pero el miércoles pasado “perdí” mi iPhone… otro teléfono que no me sobrevive. Pongo perdí entre comillas porque estoy casi
segura que me lo sacaron de la bolsa externa del abrigo, de camino a la casa. Me acuerdo
que iba caminando por la calle y hablando por teléfono. Terminé la llamada y
puse el celular en la bolsa del abrigo, entré al metro y para cuando llegue a la casa, ya había desaparecido.
Para poder
reclamar un celular nuevo ante el seguro, tuve que ir a la Estación de Policía
para levantar un reporte. Como no puedo asegurar quién/dónde me lo sacaron, no me dejaron levantar un acta por robo, solo
por perdida. La estación cerca de mi oficina resultó ser similar a la Delegación
Alvaro Obregón, pero más chiquita. Había un policía detrás de un mostrador, un vidrio
que lo protegía y una fila de personas reportando “crímenes menores” como en mi
casa. El señor llenaba un formulario a mano con la información que le dabas, lo
sellaba, te daba una copia y listo. Cuando le dije que me habían robado mi celular, ni siquiera se molestó en preguntar qué marca era, simplemente preguntó si era
un iPhone blanco o negro, al parecer los otros celulares no son tan cotizados.
Por si eso
no fuera poco, hoy se supone que tenía que ir a Chester (una ciudad chiquita,
al norte de Inglaterra) para hablar con un grupo de niños de 7 años sobre
México. Pasé toda la semana haciendo una gran presentación de Power Point
porque por alguna razón los niños me ponían más nerviosas que los adultos.
Me tuve que
levantar a las 5.30 am porque se hacen tres horas por tren hasta Chester. Luego
tomé un taxi a la escuela y cuando me bajé, me topé con un gran letrero
amarillo que decía que la escuela estaba cerrada ese día por el clima. ¡CERRADA!
Tenemos mal
clima, pero en esa zona no estaba nevando tan fuerte como para que yo sospechara algún contratiempo. El problema fue que los profesores de esa escuela viven en Gales (como a 60 minutos de distancia) y ahí
sí estaba nevando muy fuerte, por lo que no pudieron llegar para cuidar a los niños, por
tanto, cerraron la escuela.
Para qué
les cuento del berrinche que hice, o que me tuve que regresar de nuevo a
Londres con los dulces mexicanos que llevaba, o que no encontraba un taxi de
regreso a la estación de trenes…
Mejor les
cuento que por lo menos pude visitar la catedral de Chester, que está muy
bonita. ¿Qué si vale la pena un viaje de 6 horas en tren para conocerla? No, pero tiene su encanto:
Por fuera
Por dentro
¿Qué
opinan, necesito o una limpia o no?
Saludos!
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