Feb 4, 2013

El otro tipo de citas a ciegas


Desde antes de mudarnos, muchos de nuestros amigos nos pusieron en contacto con amigos y conocidos que tenían en Londres. Una vez que llegamos acá, empezamos a conocer a estos amigos-de-amigos, que en su mayoría son mexicanos que llevan relativamente poco tiempo por acá. Generalmente, primero te pones en contacto con estas personas mediante Facebook o mail, y ya luego quedas de verlos para tomar un café o para comer.

Como dice un amigo, estos encuentros son muy parecidos a una cita a ciegas. En este caso no buscas al amor de tu vida, pero buscas a algunos amigos que entiendan tu shock cultural, que te den tips y con quienes compartir aventuras por acá. No son los mismos nervios que en una primera cita, pero igual te arreglas para dar tu mejor impresión.  Como no conoces a la persona, llegas al lugar donde quedaron de verse buscando a alguien que parezca “tipo mexicano”. Te le quedas viendo a desconocidos, esperando que alguno responda tu mirada y entonces te acercas a preguntar en español “¿Eres fulano de tal?”. Casi siempre le atinas, pero a veces el desconocido se te queda viendo raro y sin entender ni en qué idioma le hablaste.

Ya que lo encuentras, viene una serie de preguntas casi de cajón:
  • ¿A qué te dedicas?/ ¿Qué haces por acá?
  • ¿Cuándo llegaste?/  ¿Cuánto tiempo te quedarás?
  • ¿Por dónde están viviendo y qué tan difícil estuvo conseguir casa?

A veces, estas citas terminan en buenas relaciones, en otros casos no hubo nada de química y no vuelves a ver a esta persona. Los dos quedan en llamarse o mandarse un mail, pero en el fondo ambos saben que eso nunca sucederá. Lo peor es explicarle al amigo que te lo presentó, porque no has vuelto a ver a su amigo del alma o a su primo. En el peor de los casos, alguno de los dos si sintió química pero el otro no, y las invitaciones a sus siguientes eventos, son respondidas con excusas como “estoy muy ocupado”, “ya tenía otro plan” o el clásico “tengo visita de México”.



El viernes pasado fuimos a la culminación de este tipo de citas: una fiesta entre puros mexicanos que no se conocían. Muy similar a esas fiestas en las que cada asistente tiene que llevar a un amigo soltero para presentárselo a sus demás amigos a ver si surge romance.

Nos juntamos como 7 parejas que solo conocían a otra de las personas en la fiesta. Todos eran profesionistas más o menos de nuestra edad (treintones), algunos llevan mucho tiempo en Londres, otros apenas llegaron. Estuvo interesante y hubo varias personas que nos cayeron bien, aunque solo nos dio tiempo de cruzar las preguntas básicas con cada uno e intercambiar celulares.

A las 12.15 todo el mundo salió disparado hacia el metro porque lo cierran a las 12.30 y si no lo alcanzas a tomar, te ves obligado a tomar bus (hay rutas nocturnas, pero no tantas) o taxi, el cual cuesta lo mismo que una buena cena, así que todos los eventos terminan a la 12.15. Aunque Adam insiste que nosotros vivimos en los suburbios (terco!), la verdad es que tenemos suerte porque hay 3 buses que pasan frente a la casa, pero no hay mucho a que quedarse en una reunión después de que todos los demás invitados huyen.

A ver qué tal nos va con estos nuevos conocidos, espero que cuando los invitemos a comer no nos digan que “su prima Chonita está de visita desde México y no pueden”.

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