Jan 31, 2013

Enlatados


En Londres, como en toda Europa, no hay espacio. Todos viven amontonados y la gente es muy creativa para encontrar lugares donde vivir: Iglesias viejas, estaciones de bombero, sótanos, un barco sobre un canal y hasta un huequito en un techo, pueden servir de casa. Por eso es común que la gente comparta casa y viven hasta 4-5 desconocidos en un departamento de 3 recamaras y un baño.
Los departamentos son miniatura, los muebles son chicos (como versiones reducidas de nuestros grandes muebles mexicanos) y hasta los electrodomésticos son tamaño mini. Por ejemplo, aquí el tamaño regular de un refrigerador es el de un mini bar en México e incluso me ha tocado ver unas máquinas lava-trastes que son del tamaño de un horno de microondas grande!

Nadie se da el lujo de tener todo un cuarto para lavar, así que las lavadoras y secadoras están en el baño o generalmente en la cocina. En mi casa, la lavadora de ropa está en la cocina, junto a la lavadora de trastes. Ya sé, muy raro.

Esta fórmula se repite en restaurantes y negocios, las sillas y mesas son más chicas que en México y hay muy poco espacio entre las mesas. Así que finalmente te acostumbras a tener más cerca al de la mesa de a lado, que a la persona que tienes en frente, con la que estás comiendo.

En el metro y los buses todo mundo va super amontonado. No empujan como en México, pero a la gente no le molesta ir ensandwichado entre otras dos personas dentro de un vagón de metro. Se les hace práctica normal y a mí me da claustrofobia. 

A pesar de todo esto, nadie hace contacto visual en la calle! Todos los londinenses (que según yo, hay más extranjeros que ingleses en esta ciudad) jamás intercambian una mirada ni mucho menos una sonrisa con la persona de junto, aunque esta persona esté aplastado contra el/ella. Yo me niego a aceptar esta costumbre y cada vez que saludo al conductor del bus cuando pago o cruzo la mirada con la gente en la calle, creen que estoy loca. Como si alguien que da señales de ser amigable fuera peligrosa.

Camila y Chema paseando
Y bueno, cuando veo a alguien paseando a un pitt bull que se parezca a Camila, no puedo evitar sonreír y los pobres dueños creen que estoy a punto de robarme a sus mascotas adoradas. Por mí, me pararía a acariciar a cada perro que me cruzo, pero seguro el dueño  llamaría a la policía!!

Londinenses raros!

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