Esta semana Camila cumplió años. No sabemos
exactamente cuántos años porque cuando la encontramos ya era un perro adulto,
pero con nosotros lleva 8 años, así que seguramente es su cumpleaños número 10
o 11. Obviamente no es el día que nació, es el día que celebramos que llegó a
nuestras vidas.
Felicidades Camis!
Para celebrar su cumpleaños, quiero contarles su historia:
Camila fue la primera perra que recogimos de la calle, era una hembra bull terrier mediana de color blanco. Estaba tirada en una jardinera con una fractura expuesta en la pata y en muy malas condiciones. Pronto nos dimos cuenta que su recuperación sería lenta y complicada. Tenía la pata trasera destrozada y el veterinario sugirió amputarla, además estaba embarazada y tenía muchas heridas de mordidas. Por si fuera poco, había sido un perro que usaban para pelear y aunque era cariñosa con los humanos, con los perros era muy agresiva. De haber sabido que se iba a quedar con nosotros tanto tiempo le hubieramos puesto un nombre más original.
Camila fue la primera perra que recogimos de la calle, era una hembra bull terrier mediana de color blanco. Estaba tirada en una jardinera con una fractura expuesta en la pata y en muy malas condiciones. Pronto nos dimos cuenta que su recuperación sería lenta y complicada. Tenía la pata trasera destrozada y el veterinario sugirió amputarla, además estaba embarazada y tenía muchas heridas de mordidas. Por si fuera poco, había sido un perro que usaban para pelear y aunque era cariñosa con los humanos, con los perros era muy agresiva. De haber sabido que se iba a quedar con nosotros tanto tiempo le hubieramos puesto un nombre más original.
La recuperación física duró algunos meses y le salvamos
la pata. La recuperación sicológica tardó más. Camila agredía a todos los
perros que veía y además tenía miedo al abandono. Cuando la dejábamos sola en
la casa se ponía muy inquieta y se lastimaba a sí misma. Pasamos por muchos
muebles arruinados, zapatos mordidos, varias visitas al veterinario, cientos de
horas de entrenamiento y muchos consejos de la sicóloga de perros
(etóloga) para convertir a una perra
desconfiada y mal entrenada en nuestra Camila.
Una vez se perdió y fueron las dos peores
semanas de mi vida. Pusimos cientos de letreros y al final afortunadamente
alguien la encontró y nos la regresaron. Creo que en parte fue porque era muy
traviesa jajaja pero afortunadamente regresó con nosotros. Otra vez se cayó de
un árbol (no pregunten…) y se dislocó la cadera. La recuperación incluyó varias
operaciones. De hecho, estoy casi segura que nosotros pagamos por lo menos la
mitad del coche deportivo que maneja nuestro veterinario (pero lo vale!).
Paseando en el bosque
Hoy Camis es una perra tranquila (excepto
cuando escucha cohetes), educada (medianamente), consentida y feliz (espero).
Le encanta comer plátano, tomar el sol, limpiarle las orejas a Chema y dormir
pegada al calentador. Ya le cuesta caminar y subir las escaleras, pero es super
aguantadora y no se queja. Hace unos meses nos la llevamos a la playa y
descubrimos que le encantan las hamacas, pero no le gusta mojarse las patas en
el mar.
En la playa y en la hamaca haciendo el pato
Hay muchas cosas increíbles de vivir en
Londres, mi trabajo me encanta, tenemos una casa muy agradable, buenos amigos y
siempre hay cosas interesantes que hacer, pero aun así, me pesa mucho que mis
perros vivan en México. Sé que están bien atendidos, que son muy consentidos y
que tienen una buena vida, pero los extraño, sobre todo en el caso de Camila,
que se está haciendo cada vez más vieja y ya se le notan los años. Me duele no
convivir con esta perra maravillosa, que ha sobrevivido tantas cosas y a la que
le prometí que iba a tener una buena vida desde que nos conocimos. No sabía que
iba a tener que cumplirle esa promesa a distancia.
Camis





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