Lo que más
me gusta del otoño es que las hojas de los árboles adquieren colores
espectaculares, pero lo más divertido del mundo es que después se caen y están
listas para ser pisadas!
“Crunch,
crunch, crunch” ir pisando las hojas mientras caminas y sentirlas crujir es de
esos placeres chiquitos pero muy gratificantes.
Y en este país sobran las hojas de los árboles! A tal grado que hay camiones especiales del gobierno que se dedican a recogerlas para que no atasquen las alcantarillas, porque se generan kilos y kilos de hojas. Por eso, cuando se empezaron a caer, yo era la más emocionada.
Ya me saboreaba las cientos de hojas que iba a poder aplastar
mientras caminaba por las calles inglesas, crunch-crunch de camino al trabajo y crunch-crunch de regreso a la casa. Pero se me olvidaba un factor
importante: en este país llueve… no caen grandes aguacerazos, pero chispea constantemente, lo que obviamente moja las hojas.
¿Pisar una
gran masa de hojas mojadas? Nada divertido, más bien resbaladizo y molesto.
No comments:
Post a Comment
Deja un comentario aquí!